
El pasado viernes, 15 de abril, tuvimos ocasión de encontrarnos en el Cole. Muchas emociones y muchas alegrías en el reencuentro con profes, religiosas y compañeros…
Quizá los textos que se leyeron en la capilla como Monición de Entrada y Acción de Gracias reflejan mejor que nada el sentido de ese encuentro, y hemos querido hoy rescatar al menos la Acción de Gracias que se leyó como cierre de la eucaristía, conservarla, releerla y compartirla con todos vosotros:
Recoge el sentir de todos, pero está escrita por Pilar Bernat (@TyC4all), antigua alumna y periodista, y a nosotros nos ha encantado.
<<¿Por qué venimos hasta aquí un viernes por la tarde a escuchar misa? ¡Qué absurdo! A un colegio al que nunca habremos de volver, a un lugar donde ya no hay notas por las que sufrir -gracias a Dios-, a un sitio donde poco ‘networking’ hay que hacer…
Si hoy la sociedad es intransigente, reivindicativa, altiva, interesada, ¿qué nos ha movido a venir? ¿Qué ganancia esperamos obtener? ¿Qué nos ha empujado a realizar lo que es un acto de cariño altruista hacia un lugar, unas personas, unos recuerdos, de los que poco o nada vamos a obtener?
Yo creo que lo que nos ha arrastrado es la vuelta al origen, a los principios, al lugar donde nos enseñaron el concepto de verdad, de honradez, de honestidad, de esfuerzo, de generosidad, de caridad. El colegio es lo auténtico. Aquí llegamos sin apenas modelar y de aquí salimos como hombres y mujeres. El colegio es la fuente de la que todos bebimos y, lo que en el aprendimos -conocimientos y principios-, el agua que apaga la sed de nuestra inquietud diaria.
Lo que nos llevamos de Padre Damián 20, permanece en nosotros; es el código fuente de nuestras existencias y, como cualquier sistema, requiere actualización. Por eso volvemos, para renovarnos, para hacer un reset y, al menos durante un rato, volver a empezar. Venimos para reafirmarnos, para recordar lo que somos y confirmar que no estamos solos. Todos sabemos que quien está en el banco a nuestro lado, sea de nuestra generación o no, habla nuestro lenguaje; comparte nuestro protocolo.
Las monjas, los profesores de religión, nos explicaron, en su momento, que formamos parte del Cuerpo Místico de Cristo. Qué somos uno. Y yo os quiero dar las gracias por conformar esa pequeña uña de ese inmenso cuerpo conmigo. Tal vez no nos conocemos, pero hay algo que nos vincula. Todos sabemos que, en esencia, somos prácticamente lo mismo.
A las más mayores (y hablo en femenino porque entonces eran sólo chicas, aunque no parecen traumatizadas); a los que terminasteis el año pasado y os ha empujado la emoción del reencuentro; a los que sufristeis o disfrutasteis de la LOGSE, la LODE, la LOMCE o cualquiera de las mil siglas que se han sucedido; a los que ya tenéis que echar cuentas para saber cuántos años han pasado… a esos profesores a los que, en realidad, fuimos nosotros los que castigamos; a las religiosas nuestras anfitrionas hoy y siempre:
Gracias por compartir el código; gracias por estar aquí y por formar parte de lo que somos: alumnos e hijos de María Virgen.>>