¿Se extinguirán los imperativos?

A este paso, no sería de extrañar. Olvidados por muchos de nosotros, y casi exterminados por una devastadora invasión de incorrectos infinitivos, los imperativos verbales se asemejan cada día más a una de esas especies animales en riesgo de extinción…

El uso de infinitivos como comer, dormir o callar con valor de imperativo es uno de los errores más extendidos en la actualidad (los pedantes y peligrosos anglófilos lingüísticos dirían que figura en lo más alto del ranking de errores, o, mejor aún, del top ten). Expresiones de órdenes o peticiones como ¡*Cerrar las ventanas, que entra frío!, ¡*Hablar más bajo, por favor! o la célebre y folclórica expresión ¡Si me queréis, *irse!  son claros ejemplos de este mal hábito. Este uso del infinitivo con valor de imperativo está muy difundido por desidia, costumbre o ignorancia en la lengua oral coloquial, pero debe evitarse, por incorrecto, en la expresión oral culta y también en la escritura. Para pronunciar correctamente la d final de los imperativos de la segunda persona del plural como apuntad, comed o partid, debemos hacerlo con una d suave o relajada, como la que pronunciamos en la palabra dedo entre las dos vocales.

Conviene también recordar que los imperativos de la segunda persona del plural como sentad, bebed o pedid  pierden la d final cuando se les une el pronombre os, de modo que lo correcto, en estos casos, serían las formas sentaos, bebeos y pedíos, respectivamente.

En todo caso, sí que se considera correcto el uso del infinitivo con valor imperativo cuando va precedido de la preposición a (¡A cenar!, ¡A repetir el ejercicio!) o cuando se emplea para dar órdenes dirigidas no a interlocutores concretos, sino al público en general (No tocar/ No fumar/ En la rotonda, tomar la segunda salida/ Lavar a mano).

Por último, os recordamos los imperativos del verbo ir, que suelen ofrecer dudas, especialmente en la segunda persona del plural: